El 2 de diciembre: de una batalla perdida a una guerra ganada

A modo de ilustración

A mediados de del mes de noviembre de 2006, los trabajadores de Sanitarios Maracay, en Maracay, Estado Aragua, ocuparon las instalaciones de esta fábrica de piezas de baño y la pusieron a producir bajo control obrero.

Era la primera vez que una fábrica era ocupada y puesta a producir directamente por los trabajadores antes de que fuera expropiada por el Estado.

Era también la primera oportunidad en la que los trabajadores en asamblea alzaban la demanda por el 100% de nacionalización bajo control obrero.

En casos anteriores, como en INVEVAL o INVEPAL, la nacionalización había sido parcial, 51% para el Estado y 49% para los trabajadores organizados en cooperativa.

En Diciembre de 2002 y Enero de 2003, el dueño de la empresa, Alvaro Pocaterra Silva, participó en el paro-sabotaje patronal contra el gobierno de Chávez. Cuando la empresa reabrió obligó a los trabajadores a costear los dos meses de paro con sus salarios. El sindicato existente en ese momento aceptó las condiciones del patrón y una nueva organización sindical por la genuina defensa de los intereses obreros nació.

Cada nueva lucha por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores se enfrentó a la actitud saboteadora del patrón, quien en varias ocasiones cerró la fábrica, dejando a los trabajadores en la calle, para forzar las negaciones a su favor.

La última vez que el patrón intentó ese truco, los trabajadores reaccionaron ocupándola y poniéndola a producir.

La propiedad privada de los medios de producción en manos del señor Pocaterra Silva no les garantizaba sus derechos al trabajo, a la vida, a la vivienda, etc. La acuciante necesidad de materializar esos derechos y defender las condiciones laborales adquiridas en lucha les llevó a la ocupación.

Así mismo, los trabajadores demandaban el 100% de nacionalización bajo control obrero. Pedían también la integración de la empresa en un plan de producción y desarrollo nacional de vivienda. Entendían que su lucha particular se enmarcaba dentro de la lucha por el socialismo; que las soluciones a sus problemas sólo podían encontrarse en el actuar colectivo y que la clase obrera debía ponerse a la cabeza de la revolución y tener bajo su control los medios de producción, para asegurarse su desarrollo y que no fueran usados para sabotear el proceso revolucionario.

El 3 de Diciembre de 2006 los trabajadores de Sanitarios Maracay fueron a votar en bloque por la reelección del presidente Chávez; para "construir el construir el socialismo bolivariano", "para luchar contra la burocracia y la corrupción", como el propio Chávez dijo desde el balcón del pueblo.

Sus movilizaciones consiguieron el apoyo de la Asamblea Nacional y del Ministerio de Industria Ligera. El ministro de Trabajo, en cambio, veto nacionalización, declarando que Sanitarios Maracay, la mayor fábrica de piezas de baño en un país con déficit de viviendas enorme, no tenía carácter estratégico.

Después de 8 meses, con inmensos problemas para asegurarse el suministro de materias primas y la distribución de la producción, agotados por la constante batalla contra capitalistas y burócratas, la lucha se vino abajo.

Es muy probable que el 2 de Diciembre de 2007, el día del referéndum sobre la reforma constitucional, muchos de estos hombres, quienes habían formado por un tiempo la vanguardia revolucionaria, se quedaran en casa.

Es así como la burocracia, la corrupción y la ineficacia allanan el camino de la contrarrevolución.

En Mayo de 2004, Alan Woods escribía en un artículo titulado Tesis sobe la revolución y contra revolución en Venezuela:

"Basarse exclusivamente en la disposición de las masas a hacer sacrificios es un error. Las masas pueden sacrificar su hoy por un mañana sólo hasta cierto punto. Siempre hay que tener en mente una idea, en última instancia, la cuestión económica es decisiva".

Su reflexión, a la luz de los hechos del domingo pasado, no podía ser más acertada.

TIEMPO

Chávez ha comentado que quizás se equivocó al elegir el momento para la reforma constitucional; y ha añadido que quizás "aún no estamos listos para el socialismo", que hay tres millones de venezolanos que aún no están lo suficientemente maduros.

Esa conclusión es completamente errónea. El referéndum no se ha perdido porque los hombres y mujeres que han impulsado este proceso con su esfuerzo y su sangre no esten preparados para la transformación socialista. Todo lo contrario, sus espíritus revolucionarios están tan maduros que, corroídos por cierta desilusión, están empezando a pudrirse.

Pensar que la revolución tiene que ralentizar su marcha para esperar e incorporar a esos que "quedaron detrás" es un error, y actuar sobre esa premisa abriría las puertas a la contrarrevolución y traería consecuencias terribles para el proceso revolucionario, poniendo, de hecho, en peligro la vida de miles de revolucionarios. .

Ese es el lenguaje de conciliadores y reformistas. Sus utopías sólo conducen a la derrota.

Las tareas a llevar a cabo son las mismas que antes del referéndum. La socialización de los medios de producción y la construcción de un nuevo Estado, expresión de la voluntad del pueblo revolucionario para ahondar en las conquistas y preservarlas de la contrarrevolución, tanto interna como externa.

Toda revolución es la resolución de una contradicción. En el caso de la revolución Venezolana la figura que mejor ilustra esa contradicción es el propio Chávez, quien es, a la vez, jefe de Estado de una república burguesa, fundada en la defensa a ultranza de la propiedad privada sobre los medios de producción, y líder de una revolución socialista, que para triunfar habrá de desmontar el Estado burgués y fundar el Estado revolucionario y socialista sobre la base de la socialización de los medios de producción y la democracia obrera.

La propuesta de reforma constitucional del presidente Chávez abordaba estas tareas y abría vías para que el estado burgués ofreciera "legitimidad legal" al nuevo Estado socialista, sentando las bases para su reorganización económica y política.

El problema es que la burocracia, los quintacolumnistas corruptos y, a menudo, la inhibición del gobierno a la hora de resolver problemas acuciantes para las masas, como la escasez de ciertos productos básicos, han llevado la apatía y el cansancio a muchos hombres y mujeres bolivarianos.

EL PSUV

Es posible, sin embargo, que Chávez sí se haya equivocado al elegir el momento para lanzar su propuesta de reforma constitucional. Este error, sin embargo, no tiene nada que ver con el grado de madurez revolucionaria del pueblo bolivariano de Venezuela..

Un año después de que se lanzara la idea de forma el Partido Socialista Unido de Venezuela, que debía ser "construido desde la bases" y "el más democrático de la historia", éste no ha celebrado todavía su congreso fundacional ni tiene programa.

El PSUV debe organizar y formar políticamente a las masas revolucionarias. Su programa debe ser el fruto de un intenso debate, a todos los niveles, sobre el camino a tomar para llevar a cabo la transformación socialista de la sociedad; en este debate corriente marxista del PSUV habrá de jugar un papel importante.

El programa del partido ha de ser la expresión de la voluntad colectiva de los socialistas bolivarianos para transformar su realidad y avanzar en la lucha por una sociedad sin clases.

De hecho, la reforma constitucional debería tomar como punto de partida el programa revolucionario del PSUV. Sin la organización de los millones de socialistas venezolanos, hombres y mujeres, en un partido revolucionario no será posible llevar a cabo ofensiva revolucionaria alguna con verdaderas posibilidades de éxito.

Otras veces, el entusiasmo e instinto revolucionario de las masas han salvado a la revolución. Si las masas bolivarianas hubieran sentido que la revolución estaba amenazada, como en previas ocasiones, hubieran defendido sus conquistas y su voluntad revolucionaria a sangre y fuego.

En esta ocasión, sin embargo, no se trataba tanto de defender como de atacar. Por regla general, todo ataque conlleva más riesgo que una defensa, más coordinación y preparación. Todo lo cual ha faltado en esta ocasión.

Se ha confiado en el impulso revolucionario de diciembre pasado y no se ha hecho nada por renovarlo.

Un trabajo político de base era necesario para preparar esta ofensiva revolucionaria. Quienes han de llevar ese trabajo adelante son los hombres y mujeres del PSUV, los socialistas más valerosos y dedicados a la causa revolucionaria. Pero sin programa, sin formación y organización, esa tarea es imposible.

LA CAMAPAÑA POR EL SÍ

A todo lo anterior se ha sumando la triste campaña por el Sí organizada por el Comando Zamora de Campaña. Sin contenido político alguno, con lemas como "socialismo es amor" o "con Chávez sí", es fácil comprender porqué muchos de los que han caído en la apatía no han visto relación alguna entre la aprobación de la reforma y la solución de los problemas diarios a los que se enfrentan.

Nadie se ha preocupado en explicarles la importancia de los cambios; cómo estos estaban dirigidos a purgar, desde las bases, a través de los consejos comunales y obreros, la burocracia y la corrupción, el mayor enemigo de la revolución.

Al otro lado de la barricada, la oposición, bajo el liderazgo fascista del Departamento de Estado de los Estados Unidos, la cúpula de la iglesia católica, la federación de empresarios, etc., ha coordinado una campaña de desinformación y propaganda similar a la que la CIA llevó a cabo en Chile contra Allende hasta el golpe de Estado de Septiembre 1973.

La victoria del Sí se vinculó, a través de técnicas de control psicológico como la creación de reflejos condicionados, al caos, la ruina económica, el fin de la libertad religiosa, la familia, etc.

Al igual que en Cuba, durante la operación Peter Pan, se desenterró el mito del "hombre del saco", diciendo que los recién nacidos serían arrancados de sus familias y educados por el Estado.

El sabotaje económico, especialmente dentro de las industrias de producción y distribución de alimentos, y la escasez de ciertos productos que éste ha generado, ha sido muy bien utilizado por la oposición para reforzar el reflejo socialismo = desabastecimiento = hambre = pobreza.

Paradójicamente, la campaña por el Sí, en una escala infinitamente menor, ha mimetizado estos métodos, consciente o inconscientemente. Socialismo = Amor = Alegría = + Chávez.

No era eso lo que se precisaba. Era necesario, en cambio, dotar al pueblo de las herramientas necesarias para la comprensión precisa de la coyuntura histórica por la que Venezuela atraviesa, la dirección del proceso revolucionario y cómo la reforma era un instrumento para acelerar la materialización de éste en la resolución de los problemas económicos y sociales que enfrenta el pueblo, fermento y origen de su voluntad revolucionaria.

El socialismo no es un capricho de Chávez; es la única forma de organización social, política y económica que, dentro de las circunstancias materiales e ideológicas impuestas por el capitalismo en su fase imperialista, puede hacer realidad los principios fundamentales que inspiran la constitución bolivariana, como son la soberanía, la autodeterminación nacional, el respeto a los derechos humanos, la justicia, la igualdad o la libertad.

Se ha llevado a cabo una campaña oficialista. Se precisaba, en cambio, de una campaña revolucionaria.

LA OPOSICIÓN VENEZOLANA

Chávez ha reconocido la derrota. La oposición, después de todas sus acusaciones de fraude que preparaban la guarimba, ha aceptado los resultados electorales.

Este hecho ilustra, como ningún otro, el carácter cínico de la oposición. Van a por todo y no le hacen ascos a nada.

La oposición, por cuestiones estratégicas, ha centrado su campaña en la "defensa" del texto original la constitución bolivariana.

No es su constitución, pero están dispuestos a aceptar su defensa formal si con ello pueden recuperar el poder y aplastar el sueño bolivariano. En sus manos, el texto constitucional sería papel mojado. ¿Por qué habrían de hacer entonces un obstáculo de ello? No son tontos; aprenden de sus experiencias.

El año pasado, ante el apoyo masivo que recibió la candidatura de Chávez en las urnas, Manuel Rosales aceptó su derrota. Se oyeron entonces voces a favor de la reconciliación y el acercamiento. La oposición, decían, es ahora auténticamente democrática, etc., etc.

La estrategia golpista y desestabilizadora que han seguido en el último año y que siguen implementando, demuestra todo lo contrario.

Tras aceptar los resultados del CNE, porque les daban la victoria, nuevas voces repiten viejos cuentos sobre la oposición fascista deviniendo democrática. Es imposible. Esas voces, de nuevo, están equivocadas.

Tras el paso de PODEMOS (759.826 votos en Diciembre de 2006) a la oposición y del salto de talanquera del ex general Baduel, los poco más de 200,000 votos que la oposición ha cosechado en estas elecciones en comparación con las de diciembre de 2006 demuestran que, a pesar de las "científicos" reflexiones y mundanos temores del profesor Dieterich sobre el efecto Baduel, éste no ha ido más allá de ofrecer una nueva esperanza a la oposición fascista, reagrupándolos en una nueva estrategia de acoso y derribo.

Baduel, los líderes de PODEMOS y todos los demás reformistas, burócratas y carreristas que han saltado o saltaran la talanquera no representan a nadie salvo a si mismos. Sus acciones reflejan los prejuicios e intereses de la burguesía venezolana e imperialistas.

"La necesidad agudiza el ingenio", dice el refrán castellano. Las continuas derrotas y la desesperación por preservar sus privilegios de clase frente a la ofensiva revolucionaria, han llevado a la burguesía venezolana y al Departamento de Estado norteamericano a perfeccionar y desarrollar estrategias cada vez más sofisticadas

Si antes preferían la picana, practican, ahora, el juego del "poli bueno - poli malo".

Por un lado, siguen difamando e intentando menoscabar las instituciones bolivarianas y, especialmente, la figura del presidente. Así, han desatado rumores diciendo que Chávez sólo aceptó el rechazo a la reforma porque el alto mando militar le presionó para ello. Es decir, siguen cultivando la imagen autoritaria y dictatorial que han construido de Chávez y, a la vez, el Alto Mando Militar es ensalzado como garantes de los derechos democráticos frente al "tirano" Chávez.

Por el otro lado, ofrecen su cara más amable apelando a la reconciliación. Aquí, los estrategas fascistas de la oposición han otorgado al ex-general Baduel el papel protagonista. Baduel "saltó la talanquera", con el aplauso y respaldo "científico" del profesor Dieterich, haciendo un llamado al ejército para que impidiera la implementación de la reforma constitucional en caso de que la opción del Sí ganara el referéndum.

Baduel es ahora el testaferro de la burguesía venezolana y los intereses imperialistas en Venezuela y Latinoamérica. Baduel, el nuevo Bonaparte, sepulturero de la revolución que intentará auparse al poder bajo la consigna de la unidad nacional y el orden.

REORGANIZARSE Y ADELANTE

La reforma era no más una herramienta legal que habría espacios institucionales para facilitar las tareas prácticas de la revolución socialista. Su objetivo era acelerar el ritmo de cambios. La derrota en el referéndum no debe ser un freno en el proceso..

Si a alguien le preocupan los formalismos legales, existen dentro del marco constitucional vigente, mecanismos para que las instituciones de la república faciliten y animen al movimiento revolucionario a llevar a cabo las tareas urgentes que la revolución pide.

Esta es una revolución socialista. Las tareas a llevar a cabo son concretas y reales. Las circunstancias materiales e históricas las imponen. Estas circunstancias también señalan a quienes han de llevarlas a cabo.

Es hora de que el movimiento obrero venezolano acepte sus responsabilidades. Es hora de que la UNT se conforme como un verdadero órgano expresión y organización de la voluntad obrera y revolucionaria bolivariana.

La UNT nació de la lucha contra la reacción burguesa y fascista, que pretendía acabar con el gobierno revolucionario a través de sabotajes y paros patronales. La UNT debe crecer en el objetivo revolucionario. No puede quedarse en posiciones defensivas cuando el resto de fuerzas pasan a un ataque coordinado.

El FRETECO lo ha demandado una y otra vez, y sus demandas son correctas; la UNT debe organizar la expropiación directa de los medios de producción, poniéndolos bajo control obrero, y empezando por la toma y ocupación de factorías abandonadas, que trabajan por debajo de su capacidad o que participen del sabotaje económico, como en el caso de las industrias de producción y distribución de alimentos.

La ocupación de fábricas y empresas debe ser coordinada de con los frentes campesinos para la ocupación de latifundios.

El PSUV debe constituirse como un partido democrático, donde las ideas socialistas sean debatidas con libertad. Como fruto de ese debate, el PSUV deberá aprobar un programa fundacional planteando los objetivos socialistas del partido y cómo lograrlos. Sin ello andaremos como pollos sin cabeza.

Urge sacar de nuestras filas a burócratas, infiltrados, corruptos y carreristas. Vestidos de rojo, mientras esperan el momento propicio para saltar al otro lado, están haciendo un daño terrible a la revolución, sembrando apatía, cinismo, desilusión y cansancio entre los trabajadores, campesinos, amas de casa, estudiantes y demás hombres y mujeres cuya energía, voluntad y decisión impulsan este proceso.

Es el deber del gobierno revolucionario defender a su pueblo de todo tipo de agresiones fascistas. Deben tomarse medidas enérgicas para acabar con el sabotaje económico y el desabastecimiento de productos básicos. Todas las empresas que participen de este tipo de agresiones contra el pueblo bolivariano deberán ser nacionalizadas y puestas a funcionar bajo el control de los trabajadores y el pueblo bolivariano.

Sólo construyendo sobre estas bases, será posible lanzar con éxito una nueva y decisiva ofensiva revolucionaria.

¡Patria, Socialismo o Muerte!

¡Venceremos!

Agradecimiento