Crisis económica con fermento social

Un vistazo a la economía de Honduras

En el año 2005, Honduras aún contaba con 3 millones 692 mil habitantes en zonas rurales y 3 millones 504 mil habitantes en zonas urbanas, es decir, de un total de 7 millones 197 mil habitante, el 51.3% habitan en zonas rurales y 48.7% en zonas urbanas.

La población es mayoritariamente joven, el 52% son menores de 18 años, mientras que 65% está por debajo de los 28 años. Esto coloca a la juventud como un factor revolucionario eminente, quien quiera organizar una tendencia de cuadros en Honduras se debe orientar decididamente a la juventud.

La población pobre del país asciende a un 71.7%, de los cuales el 72.2% se encuentra en un estado de pobreza extrema. En las zonas urbanas de las 65.8% que vive en condiciones de pobreza, un 36.7% vive en pobreza extrema; mientras en las zonas rurales, el 85% vive en condiciones de pobreza.

Con una extensión territorial de 112 mil 492 kilómetros cuadrados, la población económicamente activa (PEA) del campo alcanza al 39% de la PEA total y el proletariado urbano cuenta al 24%. Del total de la PEA el proletariado industrial es casi el 15%.

Cuando analizamos el producto interior bruto (PIB), vemos el peso específico del proletariado urbano y en particular del proletariado industrial, ya que en datos del año 2005, más del 33 por ciento del total del PIB estuvo generado por los trabajadores de la ciudad y en concreto el 25 por ciento estuvo generado por el proletariado industrial, incluido el sector maquilador, a diferencia del PIB agrícola que, a pesar de contar con una mayor población, alcanzó apenas el 12.3 por ciento del total del PIB. Esto es un claro ejemplo, por un lado, de la debilidad del campo hondureño, y por otro, de la fuerza de la clase obrera en las relaciones de producción y estos datos duros, tiran por tierra cualquier crítica de la supuesta inviabilidad del proletariado como vanguardia del movimiento social. Una tendencia revolucionaria que se pueda jactar de ello, se orienta sin vacilar hacia el movimiento obrero, a pesar de que en Honduras sea una minoría, pues como podemos observar, aún siendo una minoría relativa, es un sector de la población trabajadora que genera la mayor proporción de riqueza. Guardando las distancias, la proporción y sin hacer una comparación mecánica, en Honduras existen mejores condiciones materiales para la revolución socialista que en la Rusia zarista de 1917, donde de un total de 140 millones de habitantes, 10 millones eran proletarios urbanos y de ellos, sólo 3 millones, es decir poco más del 2 por ciento del total, eran proletarios industriales.

Los principales productos agrícolas de Honduras son: caña de azúcar, palma africana (de la que obtienen biocombustible y aceites comestibles), el maíz y el banano, éste último exclusivamente como producto de exportación. Por el lado industrial, las mercancías de mayor producción son: cigarros, cerveza y refrescos. Honduras es fundamentalmente un país importador.

Tiene una balanza comercial negativa, por supuesto con EUA de quien depende enormemente, pero la balanza es negativa con la mayoría de los países de Centroamérica. Lo que más se importa es combustible (la gasolina es carísima, es una forma de control y extracción de riqueza en manos de los monopolios), productos minerales y aparatos eléctricos y electrónicos. Los datos del año 2005 de la balanza comercial respecto a Centroamérica alcanzan los 576 millones de dólares de la siguiente forma: Costa Rica con -214.6 mdd, El Salvador con 88.4 mdd, Guatemala con 270.8 mdd y Nicaragua con -1.0 mdd. Esto coloca a Honduras como la economía más débil de la región, sólo por encima de Haití.

Las reservas internacionales son un poco superiores a los ingresos por remesas, con 2 mil 640.7 mdd y mil 788.3 mdd respectivamente, ambos datos del año 2005. Las remesas representaron el 21 por ciento del PIB de 2005 y han crecido exponencialmente en los últimos años, ya que por ejemplo, en 1999 significaron el 6 por ciento del PIB. Esto habla de que el nivel de migración hacia Estados ha ido creciendo a pesar de las enormes dificultades para conseguir atravesar México y llegar a EUA. Actualmente el promedio mensual de remesas por envío es de 224 USD y el 90 por ciento de ese dinero se usa en el gasto diario.

La producción maquiladora es una proporción menor del PIB total, con apenas un 7 por ciento, no ha crecido significativamente y cuenta con 306 plantas de las cuales 153 con del sector textil y el resto de alimentos y aparatos electrónicos. Es muy sintomático que la mayoría de las maquiladoras Centroamericanas que cuentan con un sindicato estén en Honduras, eso habla del potencial de lucha, habla del fermento social que se está acumulando debajo de la superficie.

En el último periodo ha habido un crecimiento relativo de la inversión extranjera directa (IED), aunque en términos absolutos sigue siendo marginal respecto al PIB (3% del PIB en el año 2002) y en el último periodo se ha orientado fundamentalmente a la telefonía celular y la reconstrucción de aeropuertos. Los datos disponibles sólo hasta el año 2002 demuestran la dependencia del imperialismo norteamericano y por consecuencia, el atraso de la burguesía Centroamericana.

Como en el resto de países ex coloniales, el peso de la deuda es enorme. Es una forma de colonialismo contemporáneo, ya que es impagable pues ha desangrado el cuerpo vivo de Honduras con los pagos interminables de intereses. En ciertos momentos, los organismos financieros internacionales han condonado hipócritamente ciertos montos de la deuda, para después aplicar más préstamos que sólo convierten a la deuda en círculo vicioso que mantiene postrada a la economía hondureña, en 2003 y 2004 significó poco más del 80 por ciento del PIB y en 2005 bajó al 62 por ciento, al comparar estos montos con los gastos en educación, salud, desarrollo en infraestructura, el pago de la deuda se hace francamente obsceno. De esta manera un país potencialmente próspero es desangrado por el imperialismo. Millones de hombres, mujeres y niños son reducidos a la pobreza, la degradación y el hambre. Las cifras de crecimiento económico están aumentando. Pero las masas no se benefician de este crecimiento. Estas son las bases objetivas para un fermento revolucionario que se está acumulando debajo de la superficie y tarde o temprano hará explosión por cualquier lado, en cualquier sector.

Como explicaba Lenin, política es economía concentrada. Este vistazo a los datos nos permite asegurar que la crisis económica está engendrando una crisis política, que obligará a las masas del pueblo trabajador a movilizarse. Sin duda, el proletariado hondureño y el campesinado pobre se levantarán de la postración en que se encuentran. Hay un límite físico y moral a la explotación. La oleada revolucionaria de América Latina tocará puerto Centroamericano, lo que suceda a un país impactará a otro y a otro. Los revolucionarios hondureños necesitan prepararse teórica y organizativamente para los grandes acontecimientos que se aproximan; deben prepararse para esperar lo inesperado. La clase obrera está llamada a completar la revolución democrático-burguesa luchando por la transformación socialista de la sociedad.

La única forma de revertir la barbarie en Honduras es luchando por los aspectos inmediatos y concretos de las masas, en salarios, condiciones de empleo, educación, salud, infraestructura básica como agua y energía; todos aquellos aspectos que la ignorante y atrasada burguesía nacional no ha conseguido ni conseguirá para la sociedad hondureña, ligando la lucha por lo inmediato, con la lucha por la transformación socialista de la sociedad. Las condiciones materiales para la revolución no sólo están dadas sino que se están descomponiendo, el narco y los maras son un pequeño ejemplo de lo que está sucediendo y de lo ennegrecido del futuro para la juventud hondureña. Es urgente luchar por la construcción de una alternativa marxista para el movimiento obrero hondureño, con una perspectiva Internacionalista y Centroamericana.

¡Otro mundo es posible luchando por el socialismo!

 

Agradecimiento