La adquisición de Lácteos Los Andes por el Estado: un paso en la dirección correcta

A finales del año pasado, y como parte de la feroz campaña que lanzó la burguesía contra la aprobación de la reforma de la constitución, se inició por parte de los sectores empresariales productores y distribuidores de alimentos un sabotaje que tuvo como eje central el acaparamiento y la especulación con una serie de productos de la cesta básica alimenticia como la leche, los huevos, el aceite, etc.

Logrado el objetivo de la no aprobación de la reforma, sin embargo, la campaña no sólo no cesó sino que se hizo más intensa hacia fin de año y comienzo de 2008, enmarcada ahora en el sabotaje económico casi permanente que ha mantenido la burguesía contra la revolución bolivariana desde el inicio de ésta. Tan fuerte ha sido este último ataque que obligó al gobierno a tener que tomar medidas casi desesperadas de importación masiva de alimentos desde lugares tan remotos como Bielorrusia pasando por los tradicionales abastecedores del mercado venezolano como Brasil y Argentina, afortunadamente, las arcas del Estado se encontraban llenas gracias al alza del precio petrolero y la situación se ha ido solventando a punta de billete.

Sin embargo, no deja de preocupar que luego de 9 años de gobierno revolucionario un sector tan estratégico como el de los alimentos siga teniendo una vulnerabilidad tan grande, y ello a pesar de todos los planes y recursos abundantes que se han dirigido desde el gobierno para lograr la tan necesaria autosuficiencia alimentaria. Por desgracia, todas estas medidas se han estado implementadas de una forma burocrática y, por lo tanto, desde arriba, obviando la participación directa de los trabajadores en la toma de decisiones y marginándolos a un papel secundario que en poco se diferencia del que siempre han cumplido bajo el sistema capitalista como proveedores de fuerza laboral. No dudamos que la intención original, sobre todo la que emana del presidente Chávez, haya sido la mejor pero el resultado final está muy lejos del esperado, muchos de estos proyectos no han terminado de arrancar, otros están produciendo a una capacidad muy por debajo de la instalada, y otros han terminado abandonados, generando pérdida de recursos y frustración entre los trabajadores que se suponía iban a encontrar un empleo en ellos.


En esta misma línea anterior han estado algunas de las políticas salidas de los sectores reformistas y burocráticos del gobierno, sobre todo, las que se trataron de llevar adelante después de la derrota del 2D para atacar, en ese momento, el problema del desabastecimiento al que nos referíamos al comienzo de este artículo. Se buscó, como se ha venido haciendo desde el año 1999, apostar una vez más por el patriotismo de la "burguesía nacional", principalmente, del sector agroindustrial. Se le hizo un llamado a dar un paso adelante, se le ofrecieron garantías y recursos económicos, se aumentaron oficialmente los precios de unos cuantos productos alimenticios y se hizo la vista gorda con los aumentos generalizados y especulativos que por cuenta propia, y por debajo de la mesa, realizaron en otros. Todo ello se hizo para incentivar a estos empresarios "patriotas" a que produjeran más y aliviaran así la crisis de alimentos que estaba padeciendo Venezuela. La respuesta que obtuvo el gobierno a su acción de poner nuevamente la otra mejilla fue la misma de siempre: recibió una nueva bofetada. No sólo no aumentaron su producción, sino que continuaron acaparando los alimentos y las materias primas, creció el contrabando hacia Colombia para luego reimportar los mismos productos pero con un sobreprecio, etc. Esperamos, aun a costa de parecer ingenuos, que estos sectores del gobierno, empeñados en hacer pactos con los capitalistas, entiendan de una vez por todas que la apuesta por la "burguesía nacional" es una apuesta perdida de antemano, el objetivo principal de la burguesía, desde que Chávez llegó al gobierno, ha sido, es y seguirá siendo derrocarlo, claro que si pueden ganar dinero mientras tanto mucho mejor. Los intereses de la burguesía y los del pueblo son incompatibles, antagónicos, no es una cuestión sentimental como decía Boogie El Aceitoso, el famoso personaje de Fontanarrosa, es una cuestión de intereses de clases. Siempre es desagradable decir: "nosotros lo dijimos", pero desde la CMR habíamos advertido, cuando se anunciaron estas medidas, que las mismas no iban a tener mucho futuro, que lo que el gobierno bolivariano debía hacer para combatir el desabastecimiento y la especulación era comenzar a expropiar a todos estos empresarios delincuentes, colocar estas empresas bajo control de sus trabajadores, y crear juntas de lucha contra el acaparamiento integradas y dirigidas por los consejos comunales, además de lanzar una campaña efectiva de expropiación de latifundios y reparto de tierras dirigida por los propios campesinos organizados.
Nunca es tarde para rectificar


La medida anunciada en estos días por el presidente Chávez de comprar la empresa Lácteos Los Andes, industria que cuenta con una capacidad de procesamiento "de hasta el 30 por ciento de la producción nacional de leche, incluyendo transporte y refrigeración", indican un cambio de actitud por parte del gobierno y el reconocimiento tácito del fracaso de su política de concertación económica con la burguesía. Con esta adquisición el control del Estado sobre el rubro lácteo llegaría al 40 % si se incluyen otras industrias de procesamiento de leche previamente adquiridas o reactivadas, como la Parmalat Machiques. Esta medida vino acompañada por otras adquisiciones de empresas del ramo de la alimentación como la empresa Centro de Almacenes Congelados, Cealco, con sede en Cagua, estado Aragua, la cual pasó a ser propiedad de la empresa estatal Productora y Distribuidora de Alimentos, Pdval, y amplió con ello la capacidad de refrigeración y conservación de alimentos perecederos por parte del Estado.

Muchos dirán que el gobierno ha debido expropiar estas empresas sin indemnización, en el marco de la lucha contra el sabotaje económico de la burguesía y como parte fundamental de la construcción del socialismo que necesariamente pasa por la socialización de los medios de producción, y es correcto, es lo que nosotros planteamos en su momento y es lo que hubiéramos hecho de haber estado en nuestras manos la decisión, pero no hay que olvidar algo que el presidente repite a cada momento: que él no es marxista y como aún no es marxista no hace lo que haríamos los marxistas en esta circunstancia y en cambio suele tomar estos atajos, pero en lo que debemos hacer hincapié es en el resultado final de la medida que es positiva aunque insuficiente y que es sólo el primer paso en la dirección correcta. También es la confirmación de algo que dijimos después de las medidas que tomó el gobierno luego del 2D y que causaron preocupación en más de un revolucionario honesto: la relentización del proceso revolucionario y el bandazo a la derecha que se estaba dando con aquellas medidas no iba a llevar a ningún lado, sólo agudizaría las contradicciones de la revolución, y más temprano que tarde el presidente tendría que volver a girar a la izquierda.

El siguiente paso: el control obrero

Como ya hemos dicho, la nacionalización por parte del Estado de estas empresas es un paso dado en la dirección correcta pero no es suficiente. Si luego de la nacionalización dejamos las empresas bajo el mismo esquema de producción con el que venían funcionando, por ejemplo, se ha señalado en la prensa que al frente de Lácteos Los Andes va a continuar estando la vieja dirección que respondía al patrón capitalista, que "hay un compromiso de continuidad" y que en los próximos días "se espera reafirmar a la junta directiva" y si, además, el proyecto queda en manos de una burocracia que ya ha dado más que suficientes demostraciones que no está capacitada, ya sea por falta de interés o porque no entiende cómo es el proceso de construcción del socialismo, no se habrá hecho nada. Es necesario que esta acción tan importante no se pierda entre la ineficiencia y la desidia burocrática como está ocurriendo con otras empresas nacionalizadas, donde los trabajadores comentan que estaban mejor bajo el empresario capitalista que ahora bajo el director burócrata que les han impuesto. Es necesario, y más que necesario es una cuestión de vida o muerte para estas empresas y en definitiva para la revolución, que sean sus trabajadores organizados en Consejos de Fábrica o de Trabajadores los que las dirijan y administren. No hay que tenerle miedo a esta medida revolucionaria, hay que confiar en los trabajadores y en su capacidad creadora. ¿Quiénes mejor que ellos conocen estas empresas en las que se han pasado toda la vida? ¿Quiénes mejor que ellos saben cómo hacerlas más productivas y eficientes? ¿Quiénes mejor que ellos para defenderlas y a la vez defender la revolución? Ningún burócrata, por muy bien intencionado que esté, será capaz de hacerlo tan bien, y mucho menos un capitalista.

Este sábado 29 de marzo, cuando el presidente Chávez llegó a visitar Lácteos Los Andes, los trabajadores salieron a recibirlo con alegría y mantuvieron un diálogo franco con él. En todos los que hablaron se notaba una firme conciencia social y un fuerte compromiso con la revolución. Más tarde, en el encuentro con los voceros del PSUV en el Poliedro, el presidente Chávez volvió a referirse al tema y dijo que: "Hay que crear consejos obreros, socialistas, para transformar la fábrica por dentro,.. Los trabajadores deben conocer lo que pasa en la empresa, participar en la toma de decisiones de la empresa", para luego finalizar diciendo que: "la clase obrera y el pueblo deben ser los protagonistas de este proceso social". Todo lo que dijo el presidente es verdad, ahora hay que convertirlo en realidad y esta es una inmejorable ocasión para hacerlo. Allí están los trabajadores de Lácteos Los Andes y de las demás empresas nacionalizadas, ahora hay que confiar en ellos y darles la oportunidad de dirigir las empresas.

Agradecimiento