Italia 1921 - Bolivia 2008. Una analogía peligrosa

Bolivia 2008: “Grupos enardecidos de opositores de ultraderecha tomaron este martes las instalaciones de la Televisión Boliviana-Canal 7 en la ciudad oriental de Santa Cruz y quemaron un número incalculable de equipos. Así lo denunció el jefe regional de la televisora, Edgar López, quien calificó a los opositores como "vándalos".

Italia 1921: “…Los socialistas, que no han sabido utilizar la legalidad ni organizar la ilegalidad, ven levantarse contra ellos las escuadras fascista y la fuerza pública. La era de las violencias, de las represalias y de las “expediciones de castigo” ha empezado…El local de las organizaciones eslovenas en Trieste es incendiado en julio de 1920; en octubre, tiene lugar el ataque contra el diario socialista II Lavoratore y la destrucción de la Bolsa del Trabajo de Fiume. Desde principios de 1921, esta forma de acción aunque sigue manteniéndose y aun intensificándose en la Venecia Julia, donde se apoya, sobre todo, en las reivindicaciones nacionalistas, se extiende por el valle del Po con el carácter y el método que acabarán prevaleciendo en el fascismo y que le acompañarán hasta la marcha sobre Roma. En el valle del Po, las ciudades son, en general, menos «rojas» que el campo, porque en ellas están los propietarios agrícolas, los oficiales de las guarniciones, los estudiantes de las universidades, los funcionarios, los rentistas, los miembros de las profesiones liberales, los comerciantes. Y es entre estas categorías donde se reclutan los fascistas y son también ellos los que proporcionan los cuadros de las primeras escuadras armadas. La expedición de castigo parte, pues, casi siempre, de un centro urbano y se difunde por el campo circundante. Montados en camiones y armados por la Asociación agraria o por los almacenes de los regimientos, los «camisas negras» se dirigen hacia el lugar fijado como meta de su expedición. Una vez llegados, empiezan golpeando con bastones a todos los que encuentran por las calles y que no se descubran al paso de los banderines, o que llevan una corbata, un pañuelo o una blusa color rojo. Si alguien protesta, si se hace un gesto de defensa, o si un fascista es herido o tan sólo empujado, el «castigo» adquiere mayores proporciones. Se dirigen, luego, a la Bolsa del Trabajo, al Sindicato, a la Cooperativa o a la Casa del Pueblo; hunden las puertas, arrojan a la calle mobiliario, libros, mercancías, y lo rocían todo con gasolina; minutos después, todo está ardiendo. A todos aquellos que encuentran en el local, les golpean salvajemente o les asesinan. Las banderas son quemadas o guardadas como trofeo. Lo más corriente es que la expedición salga con un objetivo preciso, el de «limpiar» la localidad. Los camiones se paran entonces frente a los locales de las organizaciones «rojas», y se procede a su destrucción. Algunos grupos fascistas van en busca de los «jefes», el alcalde y los consejeros del municipio, el secretario de la «liga» o bien el presidente de la cooperativa; se les obliga a dimitir, o se les «destierra» del país para siempre, bajo la amenaza de muerte o de destrucción de sus hogares. Si logran escapar, se vengan en sus familias. «Todos los días —explica Chiurco, en su Historia de la revolución fascista— salen expediciones de castigo. El camión fascista llega a un lugar determinado y se presenta (sic) al jefe de la Liga. Al principio, se intenta llegar a un acuerdo; entonces, o bien el jefe cede, o la violencia sustituye a la persuasión. En la mayoría de los casos éste cede, sino las pistolas toman la palabra». Cuando el dirigente local resiste, a pesar de todas las amenazas, se le suprime. Van por la noche a su casa y le llaman, dando una excusa cualquiera, para evitar su recelo; en cuanto abre la puerta, descargan sus armas sobre él, matándole allí mismo. A menudo, la víctima deja que se lo lleven, para evitar que las represalias alcancen a su familia o para evitarle el trágico espectáculo. Los fascistas se lo llevan a un campo, donde es encontrado muerto al día siguiente. A veces se divierten llevándoselo en el camión y dejándole desnudo, atado a un árbol, a centenares de kilómetros de distancia, después de haberle hecho sufrir los peores tratos. El terror se mantiene con amenazas e intimidaciones, que los fascios envían y publican, sin que nunca tenga lugar la menor sanción por parte de la magistratura o del gobierno…A partir de este momento, las escuadras fascistas, que durante estos enfrentamientos han podido completar su organización y su armamento, proceden, en toda la región, a la «destrucción metódica» de las organizaciones políticas, sindicales, cooperativas y culturales de la clase obrera. Todos los «círculos de cultura» de los barrios y de las proximidades de Trieste son destruidos…” (1).


       Bolivia 2008: “Grupos enardecidos de opositores de ultraderecha tomaron este martes las instalaciones de la Televisión Boliviana-Canal 7 en la ciudad oriental de Santa Cruz y quemaron un número incalculable de equipos. Así lo denunció el jefe regional de la televisora, Edgar López, quien calificó a los opositores como "vándalos".


       "Grupos de vándalos, ante la falta de protección policial, lograron ingresar a las oficinas de Televisión Boliviana donde causaron destrozos y quemaron equipos", denunció López.

Explicó que la situación en la capital cruceña "es lamentable y hasta el momento incontrolable", debido a que los opositores, autodenominados "juventud cruceñista", armados con palos y armas blancas están tomando varias instituciones” (2).


       “Karina Cejas, esposa del líder sindical cruceño, explicó que los miembros de la unión juvenil vienen amenazando de muerte a su esposo porque no comparte los objetivos de la oligarquía.
 

"Ahora de manera cobarde han venido a prenderle fuego a nuestra casa para asustarlo y taparle la boca. Esta lucha es entre pobres y ricos, ellos quieren que Lucio se calle; Se que tengo que tener mucha paciencia; Sin embargo voy a hablar con mi esposo porque no podemos seguir exponiendo a nuestros hijos de esta manera", declaró.

Karina Cejas, relató que sus 5 hijos están asustados, principalmente el mayor que fue quien junto a sus padres apagó el fuego…

Es la segunda ocasión que la casa del dirigente Vedia sufre atentado, la primera vez le lanzaron una bomba molotov y en esta ocasión le prendieron fuego.

"Tengo mucho miedo con este tipo de situación porque en cualquier momento pueden venir a saquear mi casa", expresó la esposa del dirigente” (3).
       “En Santa Cruz (este), decenas de miembros de la ultraderechista Unión Juvenil Cruceñista intentaron tomar violentamente las instalaciones del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), pero fueron dispersados por la fuerza pública que impidió que esa acción fuese consumada. 


       "Queremos proceder con las autonomías y que todos los recursos (económicos) se queden en Santa Cruz", dijo uno de los jóvenes. Tras una marcha realizada por el centro de la ciudad, los unionistas se dirigieron a las instalaciones del SIN y asaltaron la infraestructura.

Primero arremetieron con golpes de bates de beisbol, palos y petardos contra las puertas de esa entidad pública, mientras los pocos policías se replegaron al interior del edificio. Esta situación se mantuvo por espacio de unos 15 a 20 minutos hasta que llegaron refuerzos policiales y de la Policía Militar que detuvieron a los revoltosos y retomaron plenamente el control del edifico.

Según se pudo constatar en el lugar de los hechos, al menos tres centenares de individuos, una gran parte bajo los efectos de bebidas alcohólicas, se desplegaron en los alrededores, constantemente provocando a las fuerzas del orden con petardos e incluso con alguno que otro gas lacrimógeno. Entretanto, en Beni (norte), funcionarios de la prefectura y miembros de la Unión Juvenil de esa región ocuparon las instalaciones del aeropuerto y también la pista de aterrizaje, según un reporte de la católica radio Erbol…
La representante prefectural Moreno afirmó que las tomas de entidades son actos simbólicos y adelantó que existe ya una planificación sobre las instituciones públicas que deben ser tomadas.

Otras seis reparticiones públicas, entre ellas las oficinas de la Aduana e Impuestos, fueron tomadas en días precedentes en esa región del sur boliviano, con el propósito de ejercer las autonomías de hecho. Cinco de los nueve departamentos de Bolivia cumplen hace tres semanas protestas contra Morales, con violentos y crecientes cortes de ruta y tomas de oficinas estatales.
Ante tal panorama, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) denunció este martes que paramilitares en estado de ebriedad, promovidos por los cívicos y el prefecto cruceño Rubén Costas, siembran terror en los caminos donde realizan bloqueos.

"Paramilitares y terroristas controlan los bloqueos en el departamento de Santa Cruz, paramilitares en estado de ebriedad siembran el terror golpeando a la gente que piensa diferente a las reivindicaciones autonomistas, yo lo he experimentado en carne propia", declaró a la prensa Isaac Ávalos, máximo ejecutivo de la Csutcb.

Los campesinos informaron que cerca de medio centenar de personas, entre pasajeros y choferes, fueron agredidas por integrantes de la Unión Juvenil Cruceñista en la carretera nueva Santa Cruz - Cochabamba, cuando intentaron pasar el bloqueo. "Varias personas fueron golpeadas, incluso mujeres y niños, en este momento no tengo la cuenta exacta de cuántos heridos hay. Hasta el momento hemos contado a 15 personas que recibieron los garrotazos", afirmó por su parte el dirigente colonizador de Yapacaní, Hugo Fernández…”(4). 


       Cualquier similitud entre los hechos narrados en ambos textos, hechos separados en el tiempo por casi noventa años, no es obra de la casualidad. En ambos se puede ver al fascismo en su esencia más pura y brutal. Pero los paralelismos no se quedan sólo en la constatación de la permanencia en el tiempo de los métodos fascistas. El primero se desarrolla en una Italia que, al igual que el resto de los países europeos, se hallaba atravesando una de las mayores crisis del sistema capitalista, que no se había aliviado con la primera guerra mundial sino que, por el contrario, se había terminado de profundizar. Esta crisis se reflejaba  en todos los ámbitos: económico, político y social, con lo cual se había generado una situación revolucionaria que, a su vez, se veía estimulada por el ejemplo fresco y victorioso que resultaba para las masas proletarias la Gran Revolución de Octubre. En el caso de Bolivia, también hay una crisis generalizada del capitalismo a nivel mundial y el pueblo ya lleva varios años inmerso en una revolución que no termina de cuajar. En ambas situaciones la clase explotada le disputa el poder a la clase explotadora. En ambos casos también, la burguesía se apoya en sectores de la clase media y del lumpen proletariado, organizándolos y armándolos, para enfrentar y aplastar a las clases populares, principalmente, al movimiento obrero. En Italia tuvo éxito en su empeño y el movimiento fascista triunfó luego de un par de años de violenta campaña, reinstalando a la burguesía en el poder. En Bolivia todavía no se ha dicho la última palabra. 


       Los marxistas estudiamos la historia científicamente para aprender de ella, para analizar los aciertos y los errores de las distintas clases sociales en su lucha por el poder, principalmente del proletariado, que nos permitan sacar luego las conclusiones pertinentes para evitar los segundos y potenciar los primeros. En Italia, en lo que se conoció como el bienio rojo, desde 1919 hasta 1920, las fuerzas del socialismo eran infinitamente superiores a las de la burguesía, los obreros de Turín, por ejemplo, organizados en consejos de fábrica, llegaron a tener bajo su control más de 200 de las principales fábricas de la industria pesada, y la situación en el campo, con las comunidades agrícolas, no era muy distinta. Los fascistas en ese momento eran una fuerza insignificante. ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo la situación se convirtiera en su contrario? La respuesta hay que buscarla en la dirección del movimiento obrero. Como decíamos antes, la crisis de la democracia burguesa se reflejaba en la inestabilidad de las distintas coaliciones que se formaban para gobernar el país las cuales iban cayendo una a una. En esa situación el partido socialista se convirtió en el fiel de la balanza y en la fuerza que garantizaba una mínima estabilidad, sin embargo, en medio de una condiciones tan favorables para tomar el poder y hacer la revolución, la dirigencia reformista de los socialistas prefería seguirle el juego a la burguesía antes que responder a las aspiraciones de los trabajadores. Ante esta posición conciliadora del reformismo, la burguesía que se sentía humillada por las reivindicaciones que le arrancaban a diario los sindicatos rojos decidió pasar a la ofensiva a través de pequeños grupos violentos organizados en torno a un charlatán demagogo, Benito Mussolini. Comenzaron con escaramuzas aisladas en contra de algunos locales sindicales acompañadas de agresiones contra militantes de base. ¿Cómo respondían los dirigentes reformistas? Se alarmaban y se quejaban como viejas de la violencia de los fascistas mientras continuaban conciliando con la burguesía en el parlamento. La inercia de los reformistas tenía un doble efecto: envalentonaba a la reacción y paralizaba a las masas. En la medida en que los reformistas no respondían los fascistas se tornaban más agresivos y audaces, esto, en medio de la situación de crisis general que vivía el país, hacía que las filas fascistas se engrosaran día a día con los desencantados de la política gubernamental y con muchos que, ante la debilidad de los socialistas, preferían pasarse al bando de los que llevaban la iniciativa (“…después de esto, el fascio local, hasta entonces casi inexistente, se engrosa con la adhesión de reaccionarios de toda calaña y de los que antes tenían miedo de los socialistas y ahora lo tienen de los fascistas…” (1)). Para cuando el movimiento obrero trató de reaccionar ya era demasiado tarde: los fascistas habían destruido la mayoría de la infraestructura de las organizaciones obreras y campesinas, y se habían apoderado (por las buenas o por las malas) de gran parte de sus afiliados. El camino al poder para el fascismo estaba allanado. 


       Cuando vemos lo que está ocurriendo en este momento en Bolivia, encontramos el paralelismo más peligroso y preocupante de todos con respecto a lo acontecido noventa años antes en Italia. Al igual que entonces, la dirección reformista del movimiento popular vacila ante la arremetida fascista, se muestra débil, y como siempre repite nuestro camarada Alan Woods: la debilidad invita a la agresión. El gobierno llama al diálogo a los que no saben y no quieren dialogar, y se aferra con uñas y dientes a la legalidad burguesa como si sólo con esto bastara para espantar al demonio desatado. La burguesía es la primera que desecha su propia legalidad cuando ya no le sirve. Después de tantos fracasos históricos ya los reformistas deberían haber aprendido, por lo menos, esta lección. Con su inercia suicida el gobierno de Evo está logrando lo mismo que lograron sus pares socialistas italianos: envalentonar a los fascistas y desmoralizar a las masas. Uno de los grandes problemas de los reformistas es que no entienden, o no creen, que la historia de la humanidad se desarrolla a través de la lucha de clases y que ésta no es un juego entre caballeros, con reglas y respeto por el rival, la lucha de clases es la más despiadada de las guerras donde el que vence, sobre todo cuando se trata de la burguesía, suele aplastar al otro a sangre y fuego. La historia está llena de ejemplos en este sentido, y quien no lo entienda está condenado de antemano a la más cruel de las derrotas. El continuar apostando por salidas dentro del marco de la democracia burguesa sólo es una muestra más de otra de las principales características del reformismo: su falta de confianza en las masas, prefieren apoyarse en un ejército con un pasado golpista y represor que, incluso, ya empieza a mostrarse dubitativo que en su propio pueblo. A pesar de la parálisis del gobierno del MAS, ese mismo pueblo continúa confiando en Evo, muestra de ello fue su contundente victoria en el referéndum del mes pasado, sin embargo, no se aprovecha esta coyuntura tan favorable para terminar de vencer a la burguesía y a sus bandas fascistas. Lo decíamos en otro artículo, la mejor y más eficaz forma de acabar de una vez por todas con la amenaza fascista es avanzar resueltamente hacia el socialismo, hacer la revolución socialista expropiando a los capitalistas, quitándoles los medios de producción y entregándoselos a los obreros, quitándoles la tierra y entregándosela a los campesinos. Si Evo tomara estas medidas, en lugar de insistir en  conciliar con el enemigo, le enviaría un mensaje claro a las masas que no dudarían un instante en alinearse con él para aplastar a la reacción. Esta situación no va a durar para siempre, una de las dos fuerzas en disputa deberá prevalecer al final. Como en Italia, en la medida en que el gobierno no actúe la burguesía irá tomando más y más confianza y llegará un momento en que la correlación de fuerzas les favorecerá y en ese instante los fascistas se lanzarán como un lobo a la yugular de la revolución boliviana. Lenin decía que en toda revolución la guerra civil era inevitable, en Bolivia pareciera haber comenzado con la reacción tomando la ofensiva, si las fuerzas revolucionarias no actúan pronto, con decisión y audacia, cambiando el rumbo de los acontecimientos, la probabilidad de una derrota para el pueblo boliviano se acrecentará con cada día que pase. 


       Detrás de la agresión fascista contra el pueblo boliviano se halla (las pruebas sobran) el gobierno imperialista de los EEUU, Bolivia es el eslabón más débil de la cadena de países irreverentes y en él ha concentrado su ataque la camarilla de Washington. Pero ello no quiere decir que se hayan olvidado de Venezuela, la madre de los malos ejemplos y la piedra más grande en el zapato del imperialismo. Paralelamente al ataque artero y descarado contra Bolivia, en Venezuela, donde la correlación de fuerzas les es sumamente desfavorable por el momento para intentar una rebelión fascista, tratan de utilizar el viejo, pero siempre útil, método del golpe de estado, tan caro a su modus operandi. En una entrevista el ex agente de la CIA, Philip Agee, decía que el imperialismo, una vez fijado un objetivo, no abandonaba fácilmente su empeño por lograrlo, y ponía como ejemplo el caso de Cuba donde llevaba casi cincuenta años tratando de salir de Fidel Castro sin que los innumerables fracasos cosechados hasta la fecha le hubieran hecho desistir en su afán. Lo que decíamos antes para Bolivia también es válido para Venezuela: en la medida en que la revolución no termine de hacer sus tareas y se consolide definitivamente en el poder expropiando a la burguesía y haciéndola desaparecer como clase social, el peligro de una contrarrevolución se mantendrá latente en ambos países. 

 

15 de septiembre de 2008 


Notas:
   1. El nacimiento del fascismo, Angelo Tasca, Editorial Ariel S.A., octubre 2.000

   2. Opositores quemaron equipos de televisora pública boliviana en Santa Cruz. TeleSUR - www.aporrea.org

      10/09/08 - www.aporrea.org/internacionales/n120398.html

   3. Bolivia: Incendian casa de dirigente sindical en Santa Cruz. Web YVKE, ABI - www.aporrea.org

      04/09/08 - www.aporrea.org/internacionales/n120086.html

   4. Terrorismo opositor boliviano: Derecha boliviana intensifica violencia para exigir devolución de ingresos energéticos. TeleSUR - www.aporrea.org

      09/09/08 - www.aporrea.org/internacionales/n120370.html

 

Agradecimiento