La impunidad en Venezuela: Lecciones de la Revolución Francesa de 1789

La revolución venezolana resume y repite elementos de las revoluciones del pasado.  En particular tiene mucha similitud con la revolución francesa de 1789 a 1794. En ambas revoluciones es la acción de las masas es  la que desbarata los planes de la contrarrevolución para  aplastarla. Cada enfrentamiento con la reacción marca un nuevo salto delante de las dos revoluciones. Se pueden sacar muchas lecciones de la revolución francesa  para la revolución venezolana. Lecciones por ejemplo sobre  los efectos nefastos de la impunidad  y los intentos de conciliación durante una revolución.

La revolución venezolana resume y repite elementos de las revoluciones del pasado.  En particular tiene mucha similitud con la revolución francesa de 1789 a 1794. En ambas revoluciones es la acción de las masas es  la que desbarata los planes de la contrarrevolución para  aplastarla. Cada enfrentamiento con la reacción marca un nuevo salto delante de las dos revoluciones. Se pueden sacar muchas lecciones de la revolución francesa  para la revolución venezolana. Lecciones por ejemplo sobre  los efectos nefastos de la impunidad  y los intentos de conciliación durante una revolución.
 
Pese a sus semejanzas hay también toda una serie de diferencias claves entre las dos revoluciones. La principal  es que la Francesa fue una  revolución burguesa  con las tareas propias de esta revolución, fin de la propiedad feudal, creación del estado nacional, etc. El carácter de la  Revolución Venezolana es  socialista y tiene por tareas  la  abolición de la propiedad privada de los medios de producción y la organización planificada de la economía democráticamente por la clase obrera al frente de la nación.  En ese sentido los reformistas en la venezolana tratan de desvirtuar la revolución limitándola  dentro del marco burgués e intentado crear la utopía de la posibilidad de una economía intermedia entre el capitalismo y el socialismo.  De triunfar la llevarían a la derrota. Veremos como la revolución Francesa también tuvo sus reformistas  que trataron frenar la revolución y llegar a un compromiso con el Rey Luis XVI , los nobles y el clero.

 Siempre que los trabajadores y  los pobres  tratan de cambiar el orden social y derribar el viejo sistema existente se encuentran con la resistencia de la clase dominante que utiliza  medios, legales e ilegales, incluido la guerra civil para mantener su dominio. Cuanto  más decidida sea la clase y el partido de vanguardia de la clase en acometer las tareas fundamentales de la misma, esto es el cambio en las relaciones sociales de producción, con menos traumas, esfuerzos y costo se dará esa transformación. Por el contrario, cuanto más inconsecuente, cuanto más trate de conciliar los intereses de las dos clases antagónicas, más esfuerzos y sacrificios tendrán que hacer las masas para derribar a la clase que se halla en el poder. En particular en ambas revoluciones la Francesa y la Venezolana los sectores derechistas, reformistas dentro de la misma tratan y trataron de detener la revolución y llegar a un compromiso con los explotadores. En Francia como veremos condujo a la rebelión generalizada de los reaccionarios y a enormes sacrificios por parte de las masas para sostenerla la revolución contra el envite de sus enemigos internos y externos.

Contrariamente a la imagen que los historiadores burgueses han dado de la revolución francesa, esta fue excesivamente indulgente con sus enemigos, los nobles y curas emigrados.  Durante  más de 3 años desde 1789,  la revolución dejo conspirar libremente a sus enemigos que se paseaban por Paris, iban al Palacio de las  Tullerias  a conspirar con el rey, visitaban el estado mayor preparando la posterior traición de Dumouriez y La Fayette, Jefe del ejército del norte  y de la Guardia nacional respectivamente. Todo esto era conocido por el pueblo. “Paris estaba inundado de conspiradores realistas. Los emigrados circulaban libremente y con la mayor osadía entre Coblenza y las Tullerías, volviendo, acariciados por la corte, cargados de dinero, contentos y dispuestos a dar ánimo hasta a los más pusilánimes.” Pag 225, La História de la Revolución Francesa, Kropotkin. Ed Vergara.

Sin embargo los jefes revolucionarios  y en particular los Girondinos que representaban a la burguesía  a las que seguían  las vacilaciones de los jacobinos –la pequeña burguesía revolucionaria- permitían que los reaccionarios monárquicos pudieran conspirar delante del pueblo. ¿Cuál era la causa de esta situación donde los contrarrevolucionarios conspiran a la luz del día sin que nadie haga nada?. La razón fundamental, -cómo se pudo ver posteriormente- fue que los Girondinos querían llegar a un acuerdo a costa de las masas con los nobles, los curas y el rey , para crear en Francia una  monárquica parlamentaria al estilo británico.  Por eso los políticos girondinos a los que por aquel entonces seguían a la zaga buena parte de los jacobinos, esperaban que haciendo la vista gorda con los contrarrevolucionarios, demostrándoles su buena voluntad estos estarían más dispuestos a llegar a algún tipo de acuerdo. Cómo no, esto incluía al Rey.  El ala de derechas de la revolución, los reformistas y burócratas de la revolución francesa, querían conciliar los intereses de los explotados y los explotadores. Por supuesto esto dejaba a un lado resolver el problema fundamental de la revolución francesa: la derogación efectiva de los derechos feudales y la abolición de la propiedad feudal.
 
Para todos aquellos en Venezuela que buscan una burguesía progresista, la mayor lección de la revolución francesa es que ni siquiera en esta revolución la burguesía jugó un papel progresista. Todos los avances de la revolución que posteriormente explotaría la burguesía en su provecho se realizaron  en contra de la voluntad armada de la misma. En el momento decisivo tras cortar la cabeza al rey cuando hubo que resolver el problema de la tierra y la derogación de los derechos feudales, en junio de 1793  los Girondinos – Los burgueses - se alzaron en armas contra la revolución al lado de los monárquicos y el clero.

 Hubo situaciones de absoluta impunidad que causaron gran indignación en la base revolucionaria. En su intento de conciliar con la derecha los girondinos seguidos por parte de los jacobinos taparon todo. En junio  de 1791 el Luis XVI intenta fugarse de París y es apresado por los campesinos en el pueblo de  Varennes camino de la frontera.   Tras su detención se encuentran pruebas de que el Rey quiere ponerse al frente de los ejércitos de emigrados y  extranjeros que pretendían invadir Francia, reponer al rey en su puesto y masacrar al pueblo revolucionario. La fuga es abortada por el pueblo, pero el rey sale impune, para sorpresa de todos. En una  sesión de la Asamblea Nacional  se le declara que no  pretendía fugarse. De nuevo Luis Capeto y su cohorte queda impune.

Esta impunidad dará la audacia necesaria para nuevos intentos de golpe de estado. El 10 de agosto de 1792 el rey,  que residía en el palacio de las Tullerias en Paris  - había sido trasladado en octubre de 1789 por el pueblo desde Versalles para ser vigilado mejor- , intenta dar un nuevo golpe.  El pueblo  de nuevo se alza en armas y derrota la conspiración.  La masa de hombres, mujeres y niños entra en el palacio  para capturar al Rey.  La tropa de mercenarios suizos que guarda al rey descarga sus fusiles sobre ella. Más de 500 muertos y centenares de heridos yacen en el suelo. Esta masacre no impide que el palacio sea tomado por las masas. Esta insurrección marca la caída definitiva del Rey, pero cómo vemos a costa de un sacrificio enorme de las masas que hubiera sido perfectamente evitable si la revolución hubiera actuado de un modo severo con sus enemigos y sobre todo si los reformistas de finales del siglo XVII no hubieran permitido la impunidad en aras de una conciliación entre las clases.

Se ha acusado a la revolución francesa de sangrienta fruto del régimen del terror bajo el gobierno jacobino de Robespierre.  La represión y el terror por parte del gobierno jacobino en 1793-94 fueron consecuencia de la imposición de la guerra civil y la intervención imperialista por parte de los reaccionarios cuando la revolución trató de llevar a cabo en la práctica la abolición del feudalismo.  La Francia rica se alzó en armas y allí donen otoño del 73 donde se imponía masacraba a los revolucionarios. Particular impresión causó en Paris la represión de la derecha en la Vendée- una zona campesina atrasada dominada por el clero- donde se asesinaba, y quemaba vivos a los  “patriotas” lanzándolos aún agonizantes a los pozos. Las masas de parís sabían que pasaría si los reaccionarios entraban en París de la mano de los imperialistas. La masacre de la población y la destrucción de la ciudad. Dar una lección que no olvidara el pueblo  durante décadas. De ahí el terror revolucionario  que no fue otra cosa que una medida defensiva extrema ante el peligro real de la derrota sangrienta de la revolución.

Hubiera sido posible evitar el terror si desde un principio en los reformistas en Francia no hubieran estado al frente de la revolución y en vez de enviar señales conciliadoras a la contrarrevolución y al rey hubiera puesto presos a todos ellos con penas severas, al mismo tiempo que hubieran terminado con el feudalismo en Francia en vez de engañar a las masas con buenas palabras. Todos los sacrificios posteriores, las muertes se hubieran evitado si se hubiera cumplido el programa de la revolución, es decir socavando la base económica de los reaccionarios y  no hubiera una completa impunidad por parte de la contrarrevolución feudal y monárquica que tenía las manos libres para conspirar sin recibir castigo. Al no hacerlo prepararon el terreno para la guerra civil y la intervención imperialista.

Los marxistas estamos en contra de la violencia. Queremos construir un mundo sin opresión, miseria y en paz, un mundo socialista. Pero somos conscientes que la burguesía y el imperialismo no dudarán en aplastar y ahogar en sangre cualquier intento de la clase trabajadora de arrebatarles del poder. Esa es la lección de todas las revoluciones a lo largo de historia. Desde la revolución francesa, de 1789, la comuna de París o Chile en 1973.  Por eso los trabajadores deben estar lo mejor preparado para enfrentar y disuadir a la burguesía de la utilización de la violencia. La única manera de disuadirla es que las masas estén armadas, y asuman llevando a la práctica el programa de la revolución socialista. Las palabras tranquilizadoras en medio de todas las revoluciones, y en particular en la revolución venezolana y la boliviana, sólo sirven para adormecer a las masas y prepararlas mejor para ser derrotadas por la contrarrevolución armada.  Creer que la victoria en las urnas,  va a significar que la burguesía  va a respetar la voluntad de la mayoría es una utopía mortal para las revoluciones. La última semana en Bolivia es el último y mejor ejemplo de esto. El reciente complot de un grupo de militares retirados en Venezuela y el golpe intento de golpe de estado fascista en Bolivia muestran que los llamados a la conciliación y el no llevar la revolución hasta el final,  son tomados por la burguesía y el imperialismo como signos de debilidad y los anima a movilizar sus fuerzas para acabar con la revolución. Frente a ello hay que conducir la revolución en ambos países hasta el final dejando de dar señales contradictorias a la masas, dejando a un lado el fetichismo electoral y el cretinismo parlamentario  para apoyándose en la iniciativa revolucionaria de la masas expropiar  a la burguesía, arrebatándole su brazo económico y con ello  organizar la economía sobre nuevas bases.

 

15 de septiembre de 2008 

Agradecimiento