Diálogo al ritmo de la derecha boliviana

Antes de viajar el Presidente Morales a la ONU dejó un documento de preacuerdo con su firma y rúbrica a las comisiones de diálogo que discuten en dos mesas conformadas en la ciudad de Cochabamba. Era una propuesta de buena fe y para que los prefectos opositores puedan también rubricar dicho documento hasta el jueves 25, como prueba de que ellos, también, quieren arribar a un acuerdo en este dilatado diálogo.

Antes de viajar el Presidente Morales a la ONU dejó un documento de preacuerdo con su firma y rúbrica a las comisiones de diálogo que discuten en dos mesas conformadas en la ciudad de Cochabamba. Era una propuesta de buena fe y para que los prefectos opositores puedan también rubricar dicho documento hasta el jueves 25, como prueba de que ellos, también, quieren arribar a un acuerdo en este dilatado diálogo.

Este jueves 25 cuando todo el pueblo boliviano esperaba dicho preacuerdo, el Vicepresidente de la República en horas de la mañana declara al país en forma contundente que, “las minorías en el diálogo, no pueden imponer en la mesa lo que perdieron con el voto”, dijo además, entre otras cosas, que los sediciosos en su afán dilatorio, estaban metiendo de contrabando “a la discusión otros puntos de la nueva Constitución que no se tiene previsto tocar”.

Este tipo de denuncias no es nuevo, ya lo ha hecho el Presidente otras veces, sin embargo hoy con la presencia del alto gobierno, prefectos y veedores internacionales y demás delegados, por intermedio de sus respectivos voceros, ambas partes declaran que siguen discutiendo y que el diálogo sigue por “buen camino” y que ya hay algunos “consensos” y al mismo tiempo declaran cuarto intermedio de las comisiones hasta dentro de 48 horas. También se conoce que en la plenaria no se tocó nada del documento pendiente por firmar.

En horas de la noche por undécima vez el presidente Morrales vuelve a reiterar su confianza en el diálogo y vuelve a reiterar su pedido a los sediciosos de que acepten lo propuesto por su gobierno, esperemos que esta vez, los prefectos lo escuchen.

Así están las cosas, la derecha sigue imponiendo en su estrategia dilatoria el ritmo del diálogo, burlándose no sólo del gobierno, sino del pueblo que cuando estaba movilizado en su marcha  pacífica hacia la ciudad de Santa Cruz, esa marea de compañeros que sólo venían en son de dejar sentado que esta ciudad es Bolivia también y que nos pertenece a todos los bolivianos, así mismo esa movilización era el símbolo de rechazo contra los golpista cívicos y prefectorales  cabezas de la derecha boliviana. Cuando los marchistas se encontraban aproximadamente a 50 kilómetros  de esta ciudad, fueron casi obligados a desmovilizarse y retornar a sus hogares con un pretexto llamado “cuarto intermedio” en demostración de que se busca “la tranquilidad y la paz”.

Ese freno de la marcha ha sido un error político, pues la derecha estaba desesperada ante el avance del pueblo ofendido, inclusive había pedido públicamente al ejército que parara dicha caminata. Ahora que los compañeros se anotician que los sediciosos siguen burlándose de todos,  los movimientos sociales han comprendido mejor que se movilizarán nuevamente, pero sin escuchar consignas “DESMOVILIZADORAS”, y que a partir de ahora, sólo deben confiar en sus propias fuerzas y decisiones. Hay molestias en todas las mayorías movilizadas. Si en verdad el c. Presidente Evo escucha al pueblo, antes que sea tarde, debe escucharlo, diciendo basta a la falta de seriedad de la derecha, que en su afán golpista siguen entorpeciendo el diálogo y con un público de delegados internacionales, buscan ganar tiempo y así pretenden opacar sus tropelías que han venido cometiendo en los diferentes departamentos a su cargo y así mismo persistir en su camino desestabilizador y golpista.

Es el momento de parar el diálogo y como gobierno de las mayorías, incluir por su cuenta y riesgo todo lo avanzado en el mismo, todo lo que está dispuesto a ofrecer el gobierno a las minorías y por el camino correcto incluirlo en la nueva constitución política del Estado y que sea el pueblo quien obligue a la mayoría  circunstancial opositora en el Senado nacional, a que el Congreso Nacional, convoque al referéndum dirimidor y aprobatorio de la nueva Constitución. El gobierno lo sabe por demás, eso es lo que queremos las grandes mayorías de este país y también sabe que queremos la paz, pero una paz sin impunidad y con justicia social.

 


Agradecimiento